Pronto será el día internacional de los cuidados paliativos y echamos de menos una ley que reconozca el derecho a unos cuidados paliativos dignos.
Al mirar atrás, observamos avances: Las personas de hoy estamos más sensibilizadas con el valor de los cuidados en el final de la vida. Reconocemos la ternura que esos cuidados requieren, intentamos evitar el sufrimiento innecesario y queremos que se respeten nuestros valores y creencias. Hablamos más de la muerte y de la forma de morir bien. Nos organizamos comunitariamente para sostenernos en este tránsito difícil.
Esta concienciación social se ha acompañado de avances normativos nacionales y regionales que protegen el derecho a decidir y a ser cuidados con dignidad en los últimos días de vida. Ha habido también una mayor dotación de recursos: han aumentado los servicios de cuidados paliativos, la formación de los profesionales sociosanitarios en este campo y la planificación de las administraciones. Se ha demostrado una creciente sensibilidad hacia las necesidades de los pacientes con enfermedades avanzadas y terminales.
Sin embargo, si miramos al presente, vemos que aún existen importantes desafíos. Observamos que hay personas que en el final de sus vidas sufren intensamente, y vemos que parte de ese sufrimiento podría haberse evitado. Algunas personas habrían padecido menos si hubiesen recibido la atención paliativa que precisaban. Algunas familias podrían haber acompañado mejor a quien fallece, habrían vivido con más sosiego esa etapa final y su duelo habría sido más llevadero de haber tenido acceso a estos recursos.
Porque, por desgracia, y aunque hemos avanzado mucho, en ocasiones, los recursos de cuidados paliativos no llegan a todas las personas que los necesitan, no abordan todas las dimensiones del sufrimiento, o no cubren todas las fases de la enfermedad. Echamos de menos esos recursos.
En otras ocasiones, somos los profesionales quienes no reconocemos las necesidades que tienen las personas, o no estamos preparados para cuidar de esas necesidades. Echamos de menos esa formación.
Y en otras ocasiones, a pesar de que la persona recibe atención paliativa, el sistema social y familiar no puede darle el sostén que precisa. Y echamos de menos ese soporte.
Por todo ello, animamos a todos los ciudadanos y ciudadanas de Euskadi a concentrarse con nosotros el 11 de octubre para pedir una Ley de Cuidados Paliativos. Una Ley que blinde los derechos de las personas más débiles, y garantice unos cuidados dignos al final de la vida. Una Ley que reconozca que el sufrimiento es físico y emocional, pero también espiritual y social y económico, y que se necesitan profesionales y recursos concretos para abordarlos. Una Ley que ponga en valor y dé soporte a las personas que cuidan de sus seres queridos. Una Ley que proteja a los profesionales y a los voluntarios de la comunidad que sostienen a las personas durante su etapa final. Animamos a los ciudadanos y ciudadanas, y a todos los actores sociales, políticos y sanitarios, a sumarse a esta demanda para reclamar una Ley, en fin, que ayude a construir una sociedad más justa, más humana y más sincera.
Porque así, echaremos de menos a las personas que se van, pero tal vez no echemos de menos la compasión, el cuidado ni el soporte para vivir una vida digna y plena hasta el final.
El 11 de octubre a las 18h
*Vitoria-Gasteiz: Plaza de la Virgen Blanca
*Donosti: Kiosko del Boulevard
*Bilbao: Plaza del Arriaga