Cuidar, una palabra, 6 letras…. Letras que abarcan tanto…. Y fue esa palabra “cuidar”, la que en boca de mi hijo de 8 años, viendo en ese momento la tele en plena primera ola de Covid, asustados y con mucha incertidumbre, la que me hizo cambiar.
“Ama, si cada día mueren tantos y los que nos cuidan se ponen malos, qué va a pasar?”
Soy auxiliar desde hace más de 20 años pero por causas de la vida no ejercía de ello, pero con la pregunta inocente y cruenta a la vez de mi hijo, me di cuenta que a mi lo que siempre me había gustado era CUIDAR. Allí empezó mi camino. Dejé mi trabajo. Al principio fue duro, sin experiencia y con el Covid amenazando nuestras vidas a diario. Entregar curriculums fue una odisea, pero llegó mi oportunidad, fue una directora de una residencia que muy amable pero clara me dijo: “aquí ahora tenemos covid” y mi respuesta fue: “en donde no?”.
Comencé en preventivos con miedo, si, pero pletórica por que en cada persona veía a mi ama (ella se fue demasiado rápido) y yo me sentía importante, al ser puente entre ellas y su familia en aquellas videollamadas, cuando les dábamos un pastel que sus familias habían dejado en recepción tras una cuarentena, en esas “buenas noches” seguidas de un apretón de manos a esas personas que en muchas ocasiones no comprendían ese “abandono de su familia”, que no era tal y era debido a las restricciones. Las circunstancias nos superaban a todos. Cogí lógicamente el covid pero eso no me paró en mi nuevo camino.
Trabajé en el hospital y luego llegué a la residencia donde estoy, para mi con un equipazo donde tengo compañeras siempre dispuestas a enseñarme con cariño. Hoy sigo aprendiendo.
Según iba incorporandome a esta nueva familia, apareció otra profesional, gran persona y entre charla y charla (nos gusta hablar a las dos) me animó a hacer un curso de la resi sobre cuidados paliativos, con dos grandes profesionales, donde comprendí que YO CUIDO EN FINAL DE VIDA.
Bufff puede sonar fuerte, incluso para algunos horrible pero para mi, no es nada de eso. Nosotras, las auxiliares, somos privilegiadas ya que estamos tanto tiempo con nuestros residentes que conocemos sus gustos, sus costumbres, sus olores y nuestro objetivo es, y debe ser, que sus últimos años sean cómodos, confortables y cuando su partida llegué y sea inevitable, tan sólo respetar.
Toda partida es dura pero cuando se hace en paz con uno mismo y
notas que alrededor saben respetar tus decisiones, uno se va dejando su
esencia que permanecerá en los otros.