(Antes de leer esta maravillosa crónica musical sobre el final de vida, desde Arinduz os recomendamos que para que la experiencia sea única, leáis el texto acompañados de la canción y al finalizar, con las palabras revoloteando todavía, veáis el vídeo)
“Esta mañana, con ella, tomando café” ~ Johnny Cash (cuando le peguntaron por su definición del paraíso)
En la historia del rock han sido varios los ejemplos de versiones que mejoraban la canción original: Jimi Hendrix llenado de electricidad y fuego el “All Along The Watchtower” de Dylan, Tina Turner convirtiendo el “Proud Mary” de la Creedence en un irresistible stomper rompe pistas o Jeff Buckley transformando en una plegaria de angustia juvenil la inmortal “Hallelujah” de Leonard Cohen. Pero sin duda alguna si hay una versión que ha superado el original es “Hurt” interpretada por Johnny Cash en 2002 e incluida en el álbum American IV: The Man Comes Around.
“Hurt”, el original, es una canción compuesta por Trent Reznor, cantante y compositor principal de la banda de metal industrial Nine Inch Nails y fue compuesta con la intención de exorcizar los demonios que rondaban la mente enferma de su compositor adicto a la heroína, así como a otras sustancias. Para más inri el tema fue compuesto en la casa de Cielo Drive dónde fue asesinada brutalmente Sharon Tate por miembros de la secta de Charles Manson, suceso que a la postre junto con los tristes hechos acaecidos en el festival de Altamont y la muerte de estrellas del rock como Janis Joplin o Jim Morrison puso fin a la feliz época del hipismo y la contracultura.
Rock industrial, heroína, asesinatos, … poco tenía que ver esto con un Johnny Cash, el Hombre de Negro, en el final de su carrera que había despegado sorprendentemente gracias a la serie de discos enmarcados en la colección American Recordings auspiciada por el productor discográfico Rick Rubin. Estos discos en los cuales Johnny Cash se codeaba con artistas más jóvenes que él e interpretaba tanto temas compuestos por él junto con esos artistas como versiones de temas más o menso contemporáneos y en cierta forma alejados del country que había interpretado toda su carrera habían tenido un considerable éxito a principios de los noventa entre el grunge de Seatlle, el nuevo punk angelino o el brit-pop inglés, pero este tema de Nine Inch Nails parecía demasiado. Así se lo hizo sabe el propio Cash al barbudo productor cuando oyó por primera vez el tema –“nunca podré tocar ese tema”- pero una vez más se dejó guiar por el instinto de Rick Rubin.
Johnny Cash a principios del nuevo milenio era un artista con un leyenda a sus espaldas difícil de mantener, icono cultural tanto para la derecha más reaccionaria como para la izquierda ambas se disputaban su pertenencia mientras el propio Cash, en el ocaso de su vida se sentía satisfecho de cómo se habían desarrollado sus últimos años en el negocio con unas grabaciones sinceras y auténticas que le habían devuelto el rol de artista íntegro que tanto los escándalos de una vida realmente azarosa como sus últimos años de decadencia televisiva habían disipado. Por eso grabar un tema como “Hurt” era una apuesta arriesgada. No obstante, tras presentarle los arreglos musicales que convertían un tema con una agobiante atmosfera post industrial en una balada folk con escasa instrumentación y un dramatismo a flor de piel se decidió a grabarlo.
La canción apenas contiene instrumentos: una guitarra acústica rasgada que subraya la voz de Cash y un piano junto con una sección de cuerdas que aumenta el crescendo de la letra, apenas hay percusión y se puede apreciar de fondo una sutil guitarra eléctrica. Todo ello porque lo que predomina en esta canción es la voz de Johnny Cash apenas recitando y dando un sentido a un más dramático a una letra de por sí dura. Pero es precisamente ese recitado el que cambia por completo el sentido de la letra, compuesto en principio sobre la adicción a la heroína del compositor, transformándolo en una canción que habla del dolor que produce enfrentarse a la muerte y recordar toda una vida llena de errores (alcoholismo, adicciones varias, relaciones tormentosas, …) que provocan un vértigo difícil de soportar en un momento vital tan trascendental como el del final de la vida. Ese vértigo provoca buscar el dolor, ya sea físico o metal, para aliviar el sufrimiento y encontrar alivio en una sensación real. Pero esa rendición de cuentas que supone revisitar un pasado lleno de errores se convierte en arrepentimiento al aceptar y asumir su vida buscando en el final de la misma una redención que le libere y le ayude a aceptarse a si mismo manteniéndose fiel a sus principios.
Si esta canción transmite todo lo anterior, el video musical que se rodó para promocionarla aumenta y transforma esas sensaciones. La filmación dirigido por Mark Romanek y que contó con imágenes de la vida de Johnny Cash, así como con grabaciones actuales del artista interpretando el tema tanto a la guitarra como al piano en su propia casa, intercala ambas imágenes ahondando aún más en esa revisitación al pasado contraponiendo con el presente en el cual el cantante esta enfermo, envejecido, vulnerable y cansado a sus 71 años (las imágenes del museo del artista cerrado, polvoriento y sucio son una cruel metáfora) suponiendo una sensación de despedida realmente angustiosa. Esa sensación que llega al final de la vida ese mareo que nos produce el no disponer de tiempo para hacer todas aquellas cosas que nos han quedado pendientes, para cerrar viejas heridas y restablecer amistades perdidas o para pedir perdón a aquellos a quienes queremos y en algún momento hemos hecho daño. El dolor que provoca esa sensación y la despedida inevitable se ven muy bien reflejados a lo largo del metraje del video.
Pero, además, este video tiene una intrahistoria que aporta otro significado a ese dolor que provoca afrontar la irremediable muerte. En un momento de la filmación aparece la mujer de Johnny Cash, June Carter, el gran amor del hombre de negro y a quien dedico la cita que antecede este escrito, con quien tuvo una relación tormentosa, pero en la que acabó triunfando el amor por encima de depresiones, alcoholismo y adicciones. A ella no le gustó nada el video ya que mostraba a su orgulloso marido, débil y enfermo, pero Cash, o mejor dicho la hija de ambos, la convenció pues mostraba a un hombre al final de su vida, sí pero orgulloso de lo conseguido, asumiendo la futilidad de las cosas materiales conseguidas frente a una conciencia tranquila y una asunción de los errores cometidos. El video se convirtió en un tremendo éxito y fue premiado por los premios Grammy como el video del año en el 2003, siendo concedido ese premio a principios del mes de septiembre y pocos días más tarde, concretamente el día 12 Johnny Cash falleció reuniéndose con su amada June que había fallecido en mayo de ese mismo año, adquiriendo el video un significado de despedida de nuestros seres queridos, del dolor que provoca que la gente a la que queremos muera y de que nosotros muramos dejando aquí a la gente que queremos que no tenía en la versión original.
La muerte y el dolor que provoca tanto para el que se va como para el que se queda nunca se han visto tan bien reflejados tanto en imágenes como en música en este gran tema de Johnny Cash, una canción que inevitablemente hace que derramemos una lágrima por todos aquellos que ya no están y de los cuales nos acordamos constantemente y con quienes daríamos lo que fuera por poder volver a estar con ellos.
What have I become?
My sweetest friend
Everyone I know goes away
In the end
En lo que me convertí
Mi más dulce amigo
Todos los que conozco se van
al final